Buenas noches, amigos cervezófilos.
Toca, por fin, la primera entrada cervecil del blog. La primera entrada cervecil per se, que las de antes también iban sobre cervezas. Pues bien, vamos a empezar hablando de un tipo de cerveza en particular, que a mi me gusta mucho: la Stout.
Lo que si parece que es seguro, es que las cervezas porter y las stout crecieron de la mano, como las moléculas de ARN y ADN (jurl jurl, referencia científica!!).
Las cervezas porter eran baratas, fuertes, y buenas. Tanto, que se las llamó así por ser de consumición popular por los porteadores de mercancías en los ríos. Pero claro, tenían un problema. No se si recordaréis mi anterior entrada, donde os comentaba los diferentes tipos de fermentación. Pues bien, las Stouts son de las fermentaciones altas, con temperaturas entre 15 y 23ºC. Y, paradme si ya os lo sabéis, Inglaterra no se caracteriza por sus climas cálidos y tropicales.
Entonces, la receta se fue modificando, hasta llegar a una porter mas fuertecilla, y que, por cosas de la vida, aguantaba más el paso del tiempo (y subía su nivel de alcohol). Y le pusieron el nombre de "stout" que significa "fuerte", por aquello de que los cachas porteadores eran los que la bebían.
Pero claro, si a cualquier medio-entendido de cerveza le hablas de una stout, te la va a asociar a una cerveza negra. Muy MUY probablemente a la cerveza negra más famosa de este planeta (y de otros cercanos). Pues no siempre ha sido así. No fue hasta 1817 que le pusieron la malta de cebada tostada cuando adquirirá su característico tono negro, o más oscuro.
Y de ahí surge el caos cervecil al que pronto os vais a tener que acostumbrar.
Si yo digo que hay un tipo de cerveza, que se llama stout, no penséis en un solo tipo de cerveza!!!! Hay un montón de tipos de stouts diferentes! Desde la Imperial Stout, con un 10% de alcohol, hecha especialmente para los zares rusos (ya hablaremos de eso mas adelante) hasta la Irish Dry Stout, que es la más normalita (y aun así tiene varios tipos... algunos ni siquiera fermentados, si no pasteurizados).
Pues bien, la entrada de hoy no nos lleva a Inglaterra, ni a Irlanda. Nos lleva un poco más arriba, donde los machos pelirrojos llevan faldas de cuadros, soplan gaitas, y se dedican a cultivar el campo, todo ello mientras odian a esos malditos ingleses (todo el mundo ha visto alguna vez Braveheart... o al menos la escena famosa).
Concretamente, viajamos a las islas Orkney, al norte de la tierra de verdad. Son unas islillas cutres, habitadas por granjeros y pescadores que tienen una destilería de whisky y, a donde yo quería llegar, una fábrica de cerveza.
La motivación de esta cervecería, es decir, como se vende comercialmente, está basada en la ascendencia vikinga de estas islas. Es más, la cerveza de hoy se llama Dragonhead, y, como veis en la foto, tiene un bonito Drakar vikingo en la etiqueta. (tienen otra que se llama Skullsplitter, literalmente "abrecráneos" que quiero llegar a probar algún día)
Y ya, por fin, la cerveza: DRAGONHEAD. La botella es la de la foto que veis. Cuando te lees la info sobre la cerveza, crees que te venden humo. Que si huele a chocolate negro, toques de lúpulo especiado y tal. Hasta que la abres. Entonces empiezas a oler, y lo primero que huele no es chocolate. Es café, de este contundente y rico.
Y probarla es mucho mejor. Distingues nueces, el sabor este tostado intenso de las cervezas, y el famoso deje de chocolate/café tan famoso de las maltas chocolateadas que se emplean. Una cerveza muy rica para tomarse en una tarde con unos amigos, comentar lo que os enseño en el blog, y hablar de mujeres guapas. Yo le daría un 8,4 sobre 10, porque aunque está muy buena, no tiene ese cuerpazo amargo de la Guinness. Es mucho más... líquida, quizás. Cuando pruebe otra chocolateada os diré la comparación!!
Y hasta aquí la (larga) entrada de hoy. Espero que os haya gustado, y volváis a mi blog para la siguiente cerveza!! (Aun estoy decidiendo cual va a ser).
Hasta la próxima!!!